En un antigüo condado,
de estirpe u prosapia noble,
entre breñas olvidado,
hubo un pueblo cautivado,
por la leyenda del roble.
Afincado entre jarales
y torres mochas umbrias,
fenecianse los dias
entre los bastos nogales
de hojas secas y sombrias.
Y como nido de cuervos,
entre peñascos acervos
y derruidos torreones
se alzo un castillo protervo
de tres pares de cojones.
Era señor del castillo
de vida asaz, disoluta,
un gacho de horca y cuchillo,
mala leche, bruto y pillo,
un verdadero hijo puta.
Se llamaba Beremundo
de Atalante u Puntalaba
y era el cabron tan fecundo
que se encandilaba y daba
por el culo a todo el mundo.
Siempre andaba dando vueltas
tras una moza fornuda
de carnes firmes y prietas
y de exhuberantes tetas;
una gachi cojonuda.
Era su cuerpo sin faja
asombro de todo el mundo
y se hizo al ver su raja
el cachondo Beremundo,
en su honor, mas de una paja.
Cierto dia con su gente
marchó a los montes de Arnedo
encontrose en una fuente
con que la niña inocente
se estaba metiendo el dedo.
Al mirarla Beremundo,
quedose un instante fijo,
pero luego, en un segundo,
lanzo un grito tremebundo
enarbolando su pijo.
La arrastraron hasta el roble
la sujetaron los brazos
y habriendola los muslazos
Beremundo, el conde noble,
la sacudió tres polvazos.
Aquello fue la remonda,
la doncella, aunque cachonda
se resistio como un mulo
el conde dijo:"¡Otra ronda!"
y la atizó por el culo.
Gerineldo, el bello paje,
lloraba con el ultraje
viendo del conde aquel clavo
aunque de humilde linaje
era un niño al fin y al cabo.
Por ser guapo, lindo y fino
le llamaban "piompino",
claro está que lo comprendo,
era un marica tremendo
al pan pan y al vino vino.
Como tenia una vena,
aun viendo aquello con pena,
comprendio que algo faltaba
y por completar la escena
dio por culo a Puntalaba.
Y en verdad que le hizo daño,
pues al ver que un cuerpo extraño
le atravesaba la ropa,
exclamó:"si no me engaño,
me estan dando por la popa".
Mas juro por el Dios Baco,
dijo soltando un gran taco,
que me callo y disimulo,
a mi me daran por culo,
pero yo no se la saco.
Y ya cachondo y sin traba,
el noble que le agarraba
le metió el carajo entero
mientras al conde le echaban
pica-pica en el trasero.
Y a la doncella cautiva
dejaronla hecha una criba,
por abajo y por arriba
los hidalgos, y Atalante
por detr s y por delante.
La doncella quedó muerta,
no se sabe a ciencia cierta
que fue lo que la mató;
si la embriaguez de su dicha
o los tres metros de picha
que Atalante la metió...
Y ahora empieza la leyenda
por culpa de la jodienda
entre el conde y la fermosa,
procurar‚ que se entienda,
que tiene huevos la cosa.
Beremundo ya ha palmado
del castillo derrumbado
apenas queda el escudo.
Las gentes han olvidado
aquel lance cojonudo.
Pero una manceba astuta
cierta tarde declaró
que en el roble de la gruta
Beremundo apareció.
¡Si seria hijo de puta!
Acudieron los villanos
con faroles en la mano
venidos de aca y de alli
todos con chapas en el ano
y los cojones aqui.
Reunidos mas de ciento
fueron a verle al momento
escondidos sin decoro,
un chillido rasgó el viento,
no era Atalante, era un loro.
Mas de pronto por su ruta,
vieron al conde en la gruta
dirigiendose hacia el roble
si quereis hijo de puta
pero al fin y al cabo noble.
La polla a rastras traia,
tan gorda como aquel dia
el fantasmal Beremundo
lo que prueba que seguia
cachondo en el otro mundo.
Con un cabron semejante,
la Parca terminar pudo,
mas no amengüo un instante
la minina de Atalante
¡Era un tio cojonudo!
Gerinaldo, con su herida
figuraba ya sin vida
en el cortejo de gloria
con la vela encendida
y el culo por palmatoria.
Y marchando al lado suyo
el hijodalgo iba a pie
y mostraba con orgullo
un farol en el capullo
y en cada huevo un quinqué.
Orientose en su camino
por el olor a chumino
que salia de las frondas
y encontrose bajo un pino
doce mancebas cachondas.
Cachondas, os lo aseguro;
cachondas si, porque el nabo
que arrastraba Beremundo
aun siendo del otro mundo,
era un nabo al fin y al cabo.
Sin dejarlas reaccionar
el fantasma empezó a hablar:
-"Doncellas es mi desdicha
tener siempre que vagar
hasta que muerdan mi picha.
S‚ que os importa un cojón
esto que os hago saber,
mas como es mi salvacion
me la teneis que morder
por la gloria de Cotón".
Dijo esto con gesto fiero
y la diestra en la espada apoya
mientras su fiel escudero
le perfuma con esmero
la cabeza de la polla.
Una manceba asustada
se adelantó temblorosa
y a sus pies arrodillada
cogio entre sus manos la cosa
y comenzó la mamada...
La moza con desparpajo
en su tarea no ceja
y se la mama a destajo,
por fin, la muerde y le deja
descabezado el carajo.
Al ver su picha sangrante
al conde demostró asombro
mas luego, de buen talante
se la puso sobre el hombro
y se marchó tan campante.
Y asegura quien lo vió
que enseguida se esfumó
del arbol entre las vetas.
Seguro que se marchó
al infierno a hacer puñetas...
Y aqui acaba la leyenda
del conde don Beremundo
de Atalante y Puntalaba;
la conoce todo el mundo
y todo el mundo la alaba
Mas ser vana mi historia
si no queda en tu memoria
haciendo mi esfuerzo nulo.
Si aplaudis es mi victoria,
si no, que os den por el culo...
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