domingo, 12 de septiembre de 2010

La Leyenda del Roble

En un antigüo condado,

de estirpe u prosapia noble,

entre breñas olvidado,

hubo un pueblo cautivado,

por la leyenda del roble.

Afincado entre jarales

y torres mochas umbrias,

fenecianse los dias

entre los bastos nogales

de hojas secas y sombrias.

Y como nido de cuervos,

entre peñascos acervos

y derruidos torreones

se alzo un castillo protervo

de tres pares de cojones.

Era señor del castillo

de vida asaz, disoluta,

un gacho de horca y cuchillo,

mala leche, bruto y pillo,

un verdadero hijo puta.

Se llamaba Beremundo

de Atalante u Puntalaba

y era el cabron tan fecundo

que se encandilaba y daba

por el culo a todo el mundo.

Siempre andaba dando vueltas

tras una moza fornuda

de carnes firmes y prietas

y de exhuberantes tetas;

una gachi cojonuda.

Era su cuerpo sin faja

asombro de todo el mundo

y se hizo al ver su raja

el cachondo Beremundo,

en su honor, mas de una paja.

Cierto dia con su gente

marchó a los montes de Arnedo

encontrose en una fuente

con que la niña inocente

se estaba metiendo el dedo.

Al mirarla Beremundo,

quedose un instante fijo,

pero luego, en un segundo,

lanzo un grito tremebundo

enarbolando su pijo.

La arrastraron hasta el roble

la sujetaron los brazos

y habriendola los muslazos

Beremundo, el conde noble,

la sacudió tres polvazos.

Aquello fue la remonda,

la doncella, aunque cachonda

se resistio como un mulo

el conde dijo:"¡Otra ronda!"

y la atizó por el culo.

Gerineldo, el bello paje,

lloraba con el ultraje

viendo del conde aquel clavo

aunque de humilde linaje

era un niño al fin y al cabo.

Por ser guapo, lindo y fino

le llamaban "piompino",

claro está que lo comprendo,

era un marica tremendo

al pan pan y al vino vino.





Como tenia una vena,

aun viendo aquello con pena,

comprendio que algo faltaba

y por completar la escena

dio por culo a Puntalaba.

Y en verdad que le hizo daño,

pues al ver que un cuerpo extraño

le atravesaba la ropa,

exclamó:"si no me engaño,

me estan dando por la popa".

Mas juro por el Dios Baco,

dijo soltando un gran taco,

que me callo y disimulo,

a mi me daran por culo,

pero yo no se la saco.

Y ya cachondo y sin traba,

el noble que le agarraba

le metió el carajo entero

mientras al conde le echaban

pica-pica en el trasero.

Y a la doncella cautiva

dejaronla hecha una criba,

por abajo y por arriba

los hidalgos, y Atalante

por detr s y por delante.

La doncella quedó muerta,

no se sabe a ciencia cierta

que fue lo que la mató;

si la embriaguez de su dicha

o los tres metros de picha

que Atalante la metió...

Y ahora empieza la leyenda

por culpa de la jodienda

entre el conde y la fermosa,

procurar‚ que se entienda,

que tiene huevos la cosa.

Beremundo ya ha palmado

del castillo derrumbado

apenas queda el escudo.

Las gentes han olvidado

aquel lance cojonudo.

Pero una manceba astuta

cierta tarde declaró

que en el roble de la gruta

Beremundo apareció.

¡Si seria hijo de puta!

Acudieron los villanos

con faroles en la mano

venidos de aca y de alli

todos con chapas en el ano

y los cojones aqui.

Reunidos mas de ciento

fueron a verle al momento

escondidos sin decoro,

un chillido rasgó el viento,

no era Atalante, era un loro.

Mas de pronto por su ruta,

vieron al conde en la gruta

dirigiendose hacia el roble

si quereis hijo de puta

pero al fin y al cabo noble.





La polla a rastras traia,

tan gorda como aquel dia

el fantasmal Beremundo

lo que prueba que seguia

cachondo en el otro mundo.

Con un cabron semejante,

la Parca terminar pudo,

mas no amengüo un instante

la minina de Atalante

¡Era un tio cojonudo!

Gerinaldo, con su herida

figuraba ya sin vida

en el cortejo de gloria

con la vela encendida

y el culo por palmatoria.

Y marchando al lado suyo

el hijodalgo iba a pie

y mostraba con orgullo

un farol en el capullo

y en cada huevo un quinqué.

Orientose en su camino

por el olor a chumino

que salia de las frondas

y encontrose bajo un pino

doce mancebas cachondas.

Cachondas, os lo aseguro;

cachondas si, porque el nabo

que arrastraba Beremundo

aun siendo del otro mundo,

era un nabo al fin y al cabo.

Sin dejarlas reaccionar

el fantasma empezó a hablar:

-"Doncellas es mi desdicha

tener siempre que vagar

hasta que muerdan mi picha.

S‚ que os importa un cojón

esto que os hago saber,

mas como es mi salvacion

me la teneis que morder

por la gloria de Cotón".

Dijo esto con gesto fiero

y la diestra en la espada apoya

mientras su fiel escudero

le perfuma con esmero

la cabeza de la polla.

Una manceba asustada

se adelantó temblorosa

y a sus pies arrodillada

cogio entre sus manos la cosa

y comenzó la mamada...

La moza con desparpajo

en su tarea no ceja

y se la mama a destajo,

por fin, la muerde y le deja

descabezado el carajo.

Al ver su picha sangrante

al conde demostró asombro

mas luego, de buen talante

se la puso sobre el hombro

y se marchó tan campante.

Y asegura quien lo vió

que enseguida se esfumó

del arbol entre las vetas.

Seguro que se marchó

al infierno a hacer puñetas...



Y aqui acaba la leyenda

del conde don Beremundo

de Atalante y Puntalaba;

la conoce todo el mundo

y todo el mundo la alaba

Mas ser vana mi historia

si no queda en tu memoria

haciendo mi esfuerzo nulo.

Si aplaudis es mi victoria,

si no, que os den por el culo...

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